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La vivienda, destinada a un matrimonio mayor que busca escapar del frío invierno canadiense y utilizarla durante el verano como segunda residencia, se ubica sobre un pasaje público interno, en un lote entre medianeras de 7,50 m x 30,00 m. El terreno, orientado en dirección Norte–Sur, surge de la subdivisión de un macrolote de 30 x 30 previamente ocupado por una vivienda y un depósito.

El proyecto se organiza a partir de dos operaciones principales. En el sentido longitudinal, el lote se divide en dos franjas: una barra de servicios de 2,00 m de ancho sobre la medianera oeste, y un espacio liberado de 5,50 m destinado a la disposición abierta del resto del programa. En el sentido transversal, el programa se fragmenta y modula a lo largo del terreno, alternando espacios cubiertos con patios de diferentes jerarquías. Esta estrategia rompe con la tipología tradicional de “casa al frente y patio al fondo”, para proponer en cambio una secuencia integrada de espacios cubiertos, semicubiertos y abiertos, que amplía la percepción espacial y potencia la continuidad interior-exterior en la angosta parcela. Asimismo, se prioriza el distanciamiento de los espacios domésticos respecto de la calle, en búsqueda de mayor privacidad.

Hacia el frente se plantea un semicubierto de acceso peatonal y vehicular, concebido como un espacio flexible y ambiguo, capaz de asumir múltiples usos en relación con el primer patio. El estar-comedor se ubica en el corazón del lote, articulado con ambos patios mediante una galería a doble altura. La planta alta se destina a los dormitorios, concebida inicialmente como un único espacio sin divisiones estructurales, de manera que pueda ser adaptada y subdividida en el tiempo según las necesidades de sus ocupantes.

La modulación y el sistema estructural constituyen el soporte tanto organizativo como expresivo de la obra. Los muros ciegos medianeros funcionan como elementos portantes continuos, sobre los que descargan vigas de hormigón visto que cubren la totalidad del ancho del lote y reciben las losas pretensadas, también a la vista. La repetición de estos elementos estructurales marca, con sus juntas, la direccionalidad y continuidad espacial, acompañada por la expresión de los muros de ladrillo semivisto pintados de blanco con junta horizontal rehundida. De este modo, se logra la luminosidad, neutralidad y abstracción buscadas, que favorecen la apropiación y el libre uso doméstico por parte de sus habitantes.