rancho estepario

El nombre de la obra hace referencia a dos condiciones: la tipología y el lugar. El término

rancho

evoca un espacio único y flexible, donde la vida cotidiana se organiza libremente a partir de la disposición de muebles y objetos, mientras que

estepario

describe un paisaje natural de gran belleza, aunque marcado por la hostilidad climática. Frente a la magnitud del entorno, la vivienda se concibe como un dispositivo de contemplación, abierto en múltiples direcciones y en silencioso contrapunto con el paisaje.

La propuesta se sintetiza en una pieza precisa y austera, sin más pretensión formal que la constructiva. El volumen se configura como una envolvente continua, un “caparazón” que resuelve indistintamente muros y cubierta en búsqueda de una síntesis técnica y formal, evocando las construcciones ferroviarias preexistentes en el lugar.

Las condiciones extremas del contexto y la tipología adoptada determinan la tecnología constructiva. Se plantea un sistema híbrido: un basamento tradicional que resuelve el contacto con el terreno en desnivel y define un plano horizontal sobre el que se apoya la estructura metálica. Ésta se compone de una serie de pórticos paralelos de perfiles a la vista, prefabricados en taller y montados in situ. La envolvente se materializa con paneles autoportantes, carpinterías de aluminio con doble vidrio hermético y un revestimiento interior en madera de eucalipto.

Un rancho, un galpón, un granero: arquitecturas económicas y compactas, definidas por un orden estructural y su condición expresiva. En esa tradición se inscribe el Rancho Estepario, un gran volumen de aire interior donde los cuerpos encuentran privacidad elemental en permanente comunión con el paisaje.